Estrellas dentro del astro
verifican insondables requiebres. Estimula la infinitud al albergar una monódica
eternidad; aferran espantos con temperaturas girando en derredor hasta asfixiar
esfericidades inclementes.
Aterraban espasmos quienes
dentro vivían. Quienes dentro aguardaban y auscultaban la sinceridad de su
divinidad. Proclives a desautorizar la ilimitación concebían cuestiones
antropófagas deliberando cualquier hueso a rumiante mandíbula afilada. Se
disfrazaban de árboles incendiados, de praderas desérticas, de mitos con
escorpiones despertando el clamor de noches infernales. Y se sabían las
condiciones, las cláusulas de permisos abrasivos
de temibles abruptos
de indefinibles
determinaciones por probar el angustioso infinito mediante la única boca del
sol alimentándose con su eternidad parida.
Parto crucial, parto sideral: parto
sin cópula sin éxtasis sin motivo pese a la reicidad convincente de quien pare
otro sol dentro.
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