31 jul 2015

Caja

Cerrada. Sus esquinas desproporcionadas cobijaban los ensueños de quienes temían abrirla, de quienes temían sujetarla demandando su apertura al mundo visto.
Caja cerrada. Cada remanente de lo que hubo dentro es temperatura de vanos sigilos, es temperatura de restos de principiantes ante la razón de una tentación: el abandono.
Abandonaré la misión. Serán vástagos de oscuras luces cada morfismo con invariables ataduras, con invariables atacantes de clara sed por remendar artilugios de ocho esquinas equidistantes.
Será un crimen, será un óptimo escondite; dará, cada plano, huestes de ensimismados artefactos prefiriéndose fenecidos ante tu tacto, el mío, el tuyo.
Pero la caja no se abre. No despunta siquiera una vértebra del esquelético deforme habitando dentro. No lo conozco, no lo conoceremos; andará más allá de nuestras supersticiones demorando la última sujeción ante cabos desgarrados.
Aunque ya sepa, al notarte, que una vez estuviste dentro.

13 jul 2015

Caldera

Entre espacios dilatados sé:
hirvientes monosílabos desencadenados de su boca abrupta,
de su laringe con espasmos,
monólogos encadenados,
fríos.

Aunque pequen los vientos sé:
claustro final arrecia impúdicamente en cuerpos devorados,
en miembros revividos,
desencadenando pudores,
fin.

Sé entre dilatados espacios aunque peque el viento,
sé de fríos fines,
y la ingrata agonía devendrá en la caldera de los ánimos. 

2 jul 2015

Frenesí cauto

Convine en diametrales artilugios hasta derramar la copa; por fastidiar al otro, por maldecirlo y perjurarlo, por arremeter dicotomías con mi señuelo vespertino cejando quereres sulfatados.
Desconvine: la copa no deberá ser arrojada. El mantel tendrá su limpia cuota andando sobre más cadáveres dispuestos en su alrededor. Los sillones respirarán ansiosos la verduga música de los comensales.
Convenía desatender toda alteración al presentarme, quedarme y acomodar las vasijas hasta romperlas cuando nadie mirase ni otorgara su tedio embarazoso.
Pero, ¡no!
¡Aminoren sus espacios y destiñan sus vestimentas!, cuerdas de los aires ¡Sépanse convenientes aunque desconviniera lo que convenía!, por más astros, por más luceros arribando a esta cautelosa mesa de banderines sospechosos.