28 feb 2015

Cilindro

Un círculo es la base que otro círculo repetirá. Se distancian uno del otro; hay espacio entre ellos y su cuerpo es invisible.
Círculos se amontonan desde uno de aquellos círculos hasta el otro. Se forma un cuerpo volumétrico, corpóreo y tangible que rodará, caído, hacia los espacios contenedores de velocidades.
Círculos adjuntos, círculos entre dos bases circulares podrán erguirse deponiéndose cuerpo sólido y tridimensional.
Cilindro vidrioso hará columnas a otros cuerpos figurándolas jamás mero círculo.

18 feb 2015

Desautorizado

Desmayo en caracteres de un solo hechizo;
cubren deseos las fosas de la intemperie,
cuando no bajo, cuando me arrimo y desdibujo letras irrepetibles.

Carezco de ofrendas,
de milagros,
de transcendencias al cerrar capítulos de una noche anterior.

Por más llaga relumbrando,
sé de cariacontecidos desmanes de atornilladores secos.
Sé de tu rabia, de tu plaga;
aunque no de tu instinto calculándose al infinito con cerrajes de tez llana.

12 feb 2015

Cerceno

Carcomen las heridas la insensatez de los cielos. Puliendo cada retraso por disolverme, rechazo los enigmas viniendo; y destello, y transfiguro, y palpo la gravedad de cada mutismo antropomórfico.
Desleal a mi estirpe, viniendo y yendo hacia cláusulas desaprobatorias, confío con gritos sobre la verosimilitud de cada término. No atestiguo vigías, ni asesoro pesadumbres: soy quien finaliza las percepciones. Las tuyas tanto como las mías perecerán en las hogueras destinadas a hablar. Comunicarán sensaciones punibles de malgastados suelos, y merecerán comunicarme sus antojos. Pero yo nada puedo ante ellas, sino descenderlas hacia los vacíos celebrados mediante ritos paganos.
Soy la ceguedad, la mudez y la inaudición proclamándome digno hacedor de crímenes necesarios; aunque tu vista huela a palpables transcendentalismos.

9 feb 2015

Esperando el kaos

Es la sensación de un domingo, cuando se arrastra como un gusano por la húmeda tierra de un bosque oscuro, entre las hojas muertas. Hay algo angustioso en ello; pero el esótero no es eso, o quizá sí y ya estuvo perdido, huido de aquí. Y es que aquí no queda, o quizá no hubo. ¿A dónde ir? A ras de suelo, sí, ¿pero a dónde? No es más que la superficie, ahí, sobre algo inerte que tal vez esconda lo arcano.
¿Qué hubo tras la muerte de la vida? ¿El pasado solo es, o su remanente? Ocultado. Toda fosa esconde lo ignoto. Dijeron.
Hoy es domingo. La noche se acerca. No tengo conciencia de sí. Ni de mí. Como espíritus en un mundo material. Las luciérnagas no han salido, y aunque me lo pregunto no hallo respuesta. Hay un vacío existencial que me separa. Pero no es nada. No hay luciérnagas. Ni tan siquiera sabían de su existencia. Más allá de la acuosidad no es nada. La ceguera más triste. El vacío de la nada, de la propia existencia.
Hay algo, del todo, que se me escapa, como la tierra de una playa vacía en un domingo de invierno, entre los dedos de la mano, cuando la cojo, escarbando bajo el manto de las muertas hojas, entre las raíces de árboles hieráticos, hastiados de un mundo desgastado.
¿Cuánto tiempo durará el deceso?

5 feb 2015

Decapitado

Su cabeza rodó, atravesó el umbral de su casa. Nocturnas afrentas revoloteaban sobre él, caminando, reemplazando su cráneo, su cabeza, su mandíbula.
Acechanzas de ayeres olvidados relatían en su cuerpo donde jamás siniestro alguno fingió retrasarse. Cardúmenes de vísceras flotaban dentro de su abdomen pugiendo por salir por su cuello por abrirse. Si andaba, si mientras caminaba surgían arrebatos, él los desharía hasta componer sus antórchicas musculaturas permitiéndole ritmos de briosos puños. Pero decrecían los impactos, se derrochaba la vista, el olfato, el sabor y el olor frente a convulsiones de tactos.
Experto en flotar sobre cada manto de luna ahumada, convergían sus andanzas en quiméricas salutaciones; hasta buscar, hasta hallar y argüir en un cementerio sintético.
Cayó. Vivo en una fosa buscó su pan, su alimento: sus gusanos. Y en vez de descomponerse ratificó su camino siendo huella sangrienta de supervivencias visionándose destinales.

3 feb 2015

La mirada desde un alfeizar

(La barca de Caronte. Benlliure)
 
La amistad es un sentimiento claustrofóbico.
¿Recuerdas anoche?
La incapacidad de lo inútil genera tal absurdo que soy incapaz, ya, ni tan siquiera de vomitar.
Solo hay mediocridad en las gotas que caen de lo alto. Metacrilato.
Escuché el viento. Olía a juncos de cielo azul, y tierra. Pero
no hay huellas en la arena de un mar retirado,
donde las sábanas ondean, blancas,
como pendones levantados por hombres alejados de la vida, mutilados.
Los cuerpos yacen, informes, sobre el barro.
Nunca sabes qué hay tras una lágrima y su reguero. Sombras.
Y la noche apremia
como un daguerrotipo en sepia,
como un manto agitado,
como una mirada perdida,
como el horror instalado en cada paso,
como la blasfemia de un Dios cruel y angustiado, que no deja nada.
Tan solo impiedad.