30 oct 2013

Lenguas de fuego

Derruyen los fuegos los plenos y vacíos del inequívoco universo. Desgarran cada parte de sí, cada minúscula e ínfima objetividad; cada mayúsculo trino, cada cosmos. Y desde dentro hacia fuera, derriten la concéntrica velocidad de los carnívoros. Porque eran tres las lenguas sueltas, y uno el objeto, y habían decidido devorarlo, subsumirlo entre lavas de un mismo orden de jerarquías disolutas. Y lo habían desintegrado convirtiéndolo en vapor ufano de especies cóncavas, diminutas. Sin embargo los planes de las lenguas son otros: moverse, auxiliar y destruir los peces que una vez más deciden enfrentarse contra las molicies de un tiempo asustadizos. Son excentricidades dentro de una pecera dada las longitudes del universo entero cejando cielos hacia coordenadas designadas por los peces. Y son derruiciones de espanto, de carencia de vida y alimentos, de vacua estirpe encerrada y longevas divagaciones amputándolos. Es que en los montes no podrán sobrevivir, no podrán ni identificarse con sus semejantes ni darse contra vuelos de aves captoras hasta mitades de sufrimientos. Y en las vecindades, nada parece restar sino el espejismo de una certera víctima dándose ante nosotros trepando, cariaconteciendo ese fuego que disuelve hasta las mismas entrañas de los peces que son y serán medida de lenguas de fuego por siempre entreteniéndose.

28 oct 2013

Escorpiónico

Dejan de traducirse monólogos melindrosos
cuando un veneno se hunde,
se une,
fragua violento espasmo hasta derribar.

¡Unite, escorpión, a mi muerte!
Unite a mi tumba,
a mi prolongación.

Aunque
antes, mucho antes,
uní a tu veneno la visión de ser parte de tu estirpe mortal,
escorpiónica.

20 oct 2013

La grieta

En horizontalidades de planicies rectas, una grieta provocaba precaución. Intacta verbosidad de tropiezos hacían de ésta un tremendo animal fulgurando víctimas; culminando en polvo, en estragos de otras noches silabeando nutrición.
Las estelas de un mar tenue la habían causado, ante la dimensional nocturnidad palaciega, sobre los espasmos y ante los cabizbajos refunfuños de partidas inicuas. Para advertirte, para precaverte de nociones difusas donde cada racimo de otoños la coagulaban mísera. Y para consolarte, víctima de naufragios.
Un hombre caía, una mujer caía. Ahí, ahí donde nada aguardaba permanecer despierto, se dormían días entre atardeceres con mañanas de precámbricas lucideces. Todo paseante caía en ésta, en esta grieta; todo caminante continuaba su recorrido sumergido en el énfasis de días primerizos y augustos debajo de las tierras. Y nadie se conglomeraba a través de sus embates, nadie se protegía ante los rugidos de quienes ya habían caído y profetizaban una muerte lenta dando paso tras paso bajo el lodazal qué mezcla, qué sopor.
Pero detrás de tantos cayendo, la grieta se ocultó, se tapó. Y los caminantes pasearon sobre hombres muertos inadvirtiendo el agujero donde habían ensoñado sus miramientos como visitantes.
Pero el hoyo cayó, se divisó su atenuante y se vieron sus molicies. Nada había promovido la desunión de los cuerpos abatidos por la soledad de una ruptura. Y ningún hombre pudo escapar, y ocupó su lugar bajo tierra, en la aún mayor grieta hecha.
Pero los días atravesaron vendavales y las noches sus añoranzas, y los ríos, los lagos y el océano cupo en la grieta deformable hasta hacer partícipe a todas las etnias conviniendo un preludio de sinfónicas matrices devorándolo todo. Y el mundo fue una grieta, es decir, varias, pero originadas en la primera, la carnívora.
Entonces, ya bajo la flamante convicción por deshacerse de los hoyos, todos los obturaron con sus cuerpos mediante. Hasta había animales persiguiendo a sus dueños. Entonces, ya nadie volvió a ocupar aquel suelo terrestre, aquella vuelta sobre sí de lo dado muerto por los allanadores de la grieta.

14 oct 2013

Segmento de curva

Se redondea la perimetría de una curva mientras se alargan falanges hasta ese ámbito circular. Convertida en círculo, se desarma hasta reafirmar esos dédalos de espuma clarividente; y es más: es circuito, paréntesis de una frase oblonga y término sagaz de las cúpulas donde fingirse prematuro es rastro permitido.
Largos extremos parten pero son prohibidos, por no ser círculo, por no ser geometría, por no ser final encuentro entre documentales espasmos en eternidades componiéndose. Y larga marcha es extendida hasta desafiarse posible ante los andares curvos de las rotaciones, torsiones y ventosidades en otras partes carentes.
Pero es posible un cambio, otro devenir –una impostura- cuando el segmento no se extiende y puede verificarse curva entre extremas curvas de un curvo radio por torcer.

12 oct 2013

Carnívoro

Espera,
tantas dentaduras quitadas exponen las millonésimas mordeduras,
tanto grito, tanto júbilo.

El caníbal espera,
tantas presas por capturar deciden las milésimas secundarias de una mandíbula hambrienta,
tanta gritería, tanta destreza,
tanta carne, tanta rabia,
son
tanto poder, tanto coraje,
tanto poder por demoledor y tanto coraje por acechante;
tanto poder, tanto coraje,
son
colmilladas al aire de un endemoniado frenesí intacto.

7 oct 2013

Ley

Guarda un minúsculo el anfitrión,
teme perder, ser quien desenvuelva la discordia;
para razonar, para emplear nuevos trámites sin hambre de cantos ovíparos.

Temores de una sola lengua,
temores de una misma caricia,
temores entre los locuaces,
serán
los
mismos.

Temores de una sola pérdida,
temores de un mismo golpe,
temor:
elocuente esfinge destinada a servir de séquito diurno entre almizcles existenciales,
serán
los
mismos.

Guarda una cizaña el anfitrión,
teme perderse mientras su discordia cree ley y lo dispute legista.


1 oct 2013

Tus mentes

Deificados agujeros,
sus notas penden entre maniobras de un solo tejedor;
sus cuentas arriman la única senda entre calculosos quiebres.

Denigrados agujeros,
cada vehicular llano estima bifurcaciones ante la serenidad de un estambre;
cada hoyuelo deja rastros en sí,
detrás de sí,
en sí mismo y adecúa instantes por venir austeros.

Esqueléticos agujeros,
un hueso se encima hacia la búsqueda de su órganon mausoléico donde pisar mimbre desalienta tus mentes sin siquiera un bosquejo inapto de una errante idea dándose unívoca.